Este es el primer teléfono que recuerdo en mi casa, tenía un sonido fuerte, vibrante, y me encantaba el ruido que hacía la ruedita al marcar cada número....ritititic....ritititic.....por aquel entonces la vida era más simple : la mía fijo y la tecnológica también. Eso sí , implicaba un mayor uso de las neuronas y aunque parezca increíble la gente se sabía de memoria el número de teléfono de sus padres, sus hermanos , sus novios y de todos y cada uno de sus amigos....sí , lo sé , que derroche.....
Además el teléfono no se podía usar así como así, requería de madurez y buen tino porque sino podía caerte un buen cachete paterno ( por aquel entonces los padres eran monstruos de maldad que osaban darte algún cachete que otro) si marcabas más números de la cuenta y entablabas una conferencia...¡oh Dios! ...una CONFERENCIA!!!!! palabra maldita que era dicha por mi madre con tal afección que yo creía que podía suponer la ruina familiar así de un plumazo.
¿Y si no estabas en casa y necesitabas contactar con alguien urgentemente? Pues existían las cabinas telefónicas ....esas a las que sólo ha querido Superman ,ya que el resto de la humanidad por algún motivo que yo desconocía parecía odiarlas porque se dedicaban a aporrearlas acompañando los golpecitos en el auricular de todo tipo de palabras malsonantes. ¡Ya se ha tragado la moneda!! decía mi madre con cara de malas pulgas ..¿.por dónde? ¿por qué? pensaba yo.
Si la maquinita no se tragaba la moneda pero el prójimo buscado no estaba en casa la comunicación era igual de imposible.....y sin embargo subsistíamos (así, sin un mísero mensaje en el contestador)....que gente más dura!!
Luego un amable señor vestido de azul se llevó mi amado teléfono rojo ( nunca llamé a Moscú) y nos dio a cambio uno con teclecitas...ya no hacía ritititic al marcar pero a cambio te dejaba saber quién te había llamado...ohhhhh prodigio!!!empezaba el control.
Aún no había aparecido el móvil en mi vida cuando empecé a salir de fiesta. ¡¡Qué maravilla!! Tus padres te decían a las tantas en casa...y hasta las tantas ni un sólo control., ni una sóla llamada inocente de mamá. Quedabas con las amigas en la esquina del kiosco o en el banco del parque y si no aparecían pasado un tiempo prudencial entendías que no iban a venir...y te marchabas...así ....sin más. Y seguíamos siendo amigas.
Y un día apareció él. Tan grande como un ladrillo , tan feo como un quasimodo . Era la época del "hazme una perdida" y ya sé que estás aquí o allá ,o que has llegado o que Él está ahí.¿ Por qué una pérdida ? porque llamar era un pelín caro y se podía llevar tu paga de un plumazo ....como contrapartida, aquel artefacto era tan pesado que contribuyó a que la población femenina caminase más segura por las calles del la urbe convencidas de que con tan sólo arrojárselo a un posible atacante a la cabeza le dejabas en el sito "ipso facto".
Luego ya todo fue muy rápido....así, como pasa la vida a partir de una determinada edad, tan rápido que da vértigo.Y se empezó una carrera mortal para ver quien tenía el móvil más pequeño ,(yo he visto a señores de gruesas manos utilizar el tapón de un boli bic para poder marcar las teclas de su aparatito) el más chulo, el de la tapa más molona, el del color más trendy....
Y sin darnos mucha cuenta habían conquistado nuestro mundo. Comenzó la fase de destierro de cualquier objeto que les hiciera competencia ....¿para qué una cámara de fotos si ya tengo móvil.?...¿para qué reloj si ya tengo móvil?...¿para qué agenda si ya tengo móvil?....y pasito a pasito , día a día , en una colonización silenciosa pero con vibrador fuimos perdiendo la batalla.
Hoy puedes salir de casa y dejarte olvidada la cartera, las llaves y a un miniyo y sobrevivirás ...pero ¡ay de tí !si camino del trabajo te das cuenta de que has dejado el Smartphone encima de la mesita. Sudores fríos recorren tu cuerpo, el aire no llega al pecho....¿cómo ha podido pasar? ¿cómo llegaré a la noche??
A la espera de saber que pasará en un futuro,si nos lo implantarán en el cerebro o en el culete l,o cierto es que soy la primera que no sé si puedo vivir sin él....bueno, sí lo sé, puedo pero no quiero. Cómo no quiero renunciar a todas aquellas cosas que he ido consiguiendo desde que el teléfono rojo de góndola presidía la salita de mi casa. Pero también sé que no debemos olvidar una máxima que a casi todos nos han aprendido desde pequeños: las cosas no son ni malas ni buenas....lo es el uso que hacemos de ellas!!!
No perdamos la vida mirándola por la pantalla del móvil y mirémosla cara a cara.....no cambiemos el café y el chismorreo con las amigas por unos cuantos whatsapp La comunicación digital es genial pero hagamos que nos acompañe y no que sustituya al tacto de la piel ni a las risas o cotilleos al oído.
Lo dicho hacedle un buen uso al móvil y después de leer este post usadlo para comentarlo jajajaja.Os dejo....que me están llamando.
BUEN DÍA Y A SUPERPODER CON ÉL!!!